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«El Presidente Mundial»

Un video perturbador circuló en redes esta semana, y amenazó seriamente, con descomponerme el ánimo.

En el, un hombre caucásico, de nombre, Nikolaus Daklene, joven y elegantemente vestido, se proclamaba “presidente del mundo”;  en un discurso netamente fascista, que anunciaba el inicio de un nuevo orden mundial.

Decía este hombre que se dirigía a todos los habitantes de la tierra, con el respaldo de una gran fuerza oculta y  la autoridad de todas las naciones.

Daklene, ordenaba la implantación de un chip o sello, en la frente de todos los moradores de La Tierra, con su nombre y  número;  marca permanente  y necesaria para poder recibir los beneficios del nuevo orden: “paz, equidad, justicia y seguridad”.

Instaba a todos  los gobernantes de La Tierra, a que se acogieran a sus leyes, pues su movimiento contaba con los hombres más poderosos del Orbe: las fuerzas militares y los más inteligentes, versados en ciencia, finanzas y tecnología. 

Confieso que alcanzó a preocuparme. Por más que intentaba asimilarlo, mi cuerpo y mi mente se negaban a admitirlo: Aunque, sí como posibilidad, más no como ideología.

Compartí el video con cuatro amigos y continué enfrascado en el cuento. Mi conclusión hasta el momento, era: “si no es la acción de algún chiflado independiente, es la aparición del mismísimo anticristo”.

Estaba asombrado. Anunciaba el “presidente”, que se cancelaba todo oficio religioso, pues ellos no creían en Dios, ya que de existir, no ocurriría tanta desgracia en el planeta. Dijo que su gobierno no necesitaba a Dios y que repudiaba todo lo que de El procediera. 

En esas, un amigo me contestó diciéndome que el video ya había circulado hacia tres años.

No lo creí en un comienzo porque, Daklene enunciaba cosas como, la entrada de un nuevo orden mundial, la desaparición de millones de personas y el dominio de la más reciente tecnología digital.

Unos momentos después, trinaron más mensajes. Desde mi escepticismo, escuché de mis amigos, sobre teorías que responsabilizaban al multimillonario, Bill Gates, y a los Illuminattes.

Todavía escéptico, me propuse mirar más detenidamente el video y antes de acostarme lo volví a  reproducir.

Daklene hablaba de la desaparición de millones de personas  en el planeta, más no mencionaba al coronavirus y tampoco era el caso, pues hasta el momento, el mundo está muy por debajo del  millón de  muertos. Anunciaba  la implantación de un nuevo orden mundial, que solo hasta ahora entra en serio y también, la utilización de tecnologías no aplicables  hace tres años, anunciándolas como de actual uso.

Encontré, que el audio no estaba al tiempo de la imagen, lo cual podría indicar que se trataba de un doblaje o en el mejor de los casos, de un hábil montaje.

Esto último, prendió una luz en mi corazón.

El personaje, declaraba en su discurso, poseer alta tecnología, capaz de controlar, a través del chip, las funciones sociales del ciudadano, de manera que ante él perderíamos todas nuestras libertades individuales. 

Anunciaba además, que tendríamos que inscribirnos en las oficinas del nuevo gobierno, para tener acceso al trabajo y la salud; además, derecho a todas las gestiones sociales que necesitamos.

Entonces reparé en la escena de atrás.

A espaldas del “presidente“, dos hombres negros, de traje y corbata, oficiaban de guardaespaldas.

Esta era una escena que desde el comienzo me intrigaba, me inquietaba.

¿Como es que un hombre que proclama un discurso , netamente fascista, emplea a dos afrodescendientes, para que lo cuiden?

Esto era algo del todo incoherente. Entonces, como luz  entrando en  un cuarto oscuro, me llegó la explicación: El inquietante video no podía ser más que un ingenioso montaje; solo entonces, logre dormir tranquilo”.

Este episodio con “”NiKolaus Daklene”,  deja en claro la procedencia de las extrañas teorías que han circulado  en las redes sociales, en este tiempo de pandemia.

Dicen estas creencias  que el coronavirus fue lanzado contra la humanidad, a fin de inyectarnos, mediante la salvadora vacuna, un chip que controle todos nuestros actos civiles; como si para ello se necesitara de vacuna. Esta monstruosidad se la achacan al multimillonario, Bill Gates, a la secta de Los  Illuminattes  y hasta al presidente Donal Trump o,  al presidente Chino.

Aseguran Además, que en las UCIS hay falsos positivos, pues las EPS reciben dinero de alguno de los anteriores personajes, por cada persona que allí fallezca, a causa del Covid-19. ¿La razón? “Somos muchos; se requiere menos gente en el planeta”.

Yo soy un convencido de que la hostilidad de un pequeño porcentaje de la población, hacia los médicos, no es ya por miedo al contagio, sino por rechazo a lo que representan  estas teorías descabelladas.

Aunque ya el gobierno declaró que ha intervenido las UCI, a raíz de malentendidos con el servicio de las camas, es necesario que .este se manifieste a la población, no solo con palabras, sino con hechos,  garantizando transparencia  en la atención que se practica en estas entidades de salud.

Todo esto, en razón  de desvirtuar las llamadas “teorías conspiradoras”, devolviendo así la confianza a esa minoría de ciudadanos, profundamente recelosos con las EPS y dejando en claro el altruismo del cuerpo médico que nos defiende del coronavirus.

Nota aclaratoria
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Diego Matís

Soy natural del eje cafetero, nací justo en la época en que se suscitó, en el mundo, un nuevo orden social. He vivido en Cartago, desde el tiempo de sus últimas casitas con techo de paja, hasta el tiempo presente, con sus más modernos edificios. Mi espíritu es a sus calles, como las aguas de la 'Vieja' son a su cauce. Fui periodista en mi juventud. Laboré en medios locales y de la capital del Valle, lo mismo que en noticieros radiales de Risaralda. Me especialicé en la modalidad de crónica y reportaje. He escrito cuentos cortos y poemas que publicaron revistas culturales de la ciudad. Actualmente me dedico a la enseñanza del ajedrez competitivo, entre los jóvenes del municipio, al tiempo que trabajo en un proyecto que busca, mediante la fotografía ilustrativa, dar mayor énfasis a la imagen poética.

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